El alcohol es una droga legalizada que actualmente está muy aceptada en casi cualquier sociedad. Esto supone un problema ya que puede implicar el aumento de su consumo, el cualquier llega a ser en ocasiones descontrolado.
Popularmente se ha considerado que el consumo de alcohol con moderación no tiene por qué suponer un problema para la salud, e incluso, que la cerveza y el vino pueden tener efectos saludables sobre el sistema cardiovascular.
La realidad es que el alcohol es un macronutriente que nos aporta 7 kilocalorías por gramo. Este generalmente se encuentra en bebidas fermentadas, como la cerveza, y destiladas, como la ginebra.
Este tipo de bebidas tienen un contenido calórico altísimo a causa de los azúcares y el alcohol que contienen, llegando a las 3000 kilocalorías por litro.
El alcohol es detectado por tu cuerpo como un veneno que debe eliminar cuanto antes. El hecho de que tenga que priorizar el metabolismo de este nutriente implica que el de las grasas, hidratos de carbono y proteínas se detenga, por lo que el consumo de bebidas alcohólicas puede hacer que acumulemos más grasa o que seamos menos propensos a perder la que queremos eliminar.
Pero no solo evita que perdamos grasa, sino que además está muy ligado con el descenso de la testosterona.
La testosterona es una hormona anabólica, es decir, permite que construyamos estructuras mayores a partir de los materiales que proporcionemos a nuestro cuerpo, como ocurre con la construcción de fibras musculares a partir de proteínas.
Si nuestra cantidad de masa muscular disminuye, también lo hará el número de calorías que quemaremos a lo largo del día.
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Aunque sí es cierto que el vino está muy relacionado con la disminución de las enfermedades cardíacas, muchos otros alimentos como las nueces o el aceite de oliva también lo están, y no conllevan los riesgos asociados al alcohol.
Riesgos como los que indica un nuevo meta-análisis1, que relaciona al alcohol con varios tipos de cáncer como el esofágico o el de mama.
El alcohol también genera alteraciones en nuestros neurotransmisores.
Los neurotransmisores son mensajeros químicos que regulan reacciones en nuestro cerebro, actuando como señal para que comiencen o se detengan estas reacciones. Las reacciones que se provocan en nuestro cerebro afectan a todo nuestro cuerpo, implicando a todos nuestros órganos, tejidos y sistemas.
Una de estas alteraciones que produce el alcohol es la disminución de las sinapsis de nuestro cerebro. Las sinapsis son las reacciones encargadas de transmitir el impulso nervioso entre las neuronas, y si estas disminuyen, nuestro pensamiento y nuestro razonamiento cognitivo se ven ralentizados.
Por todos los efectos que genera el alcohol sobre nuestra salud, ninguna bebida alcohólica es recomendable. Nuestra masa muscular se verá disminuida, nuestra grasa corporal aumentará, seremos más propensos a padecer cáncer y, sí, el alcohol nos hará más tontos.
Un saludo, Guille Andreu Robles,