Este año aprende a apostar

aprende a apostar

Empezamos un nuevo año. Nos marcamos nuevas metas. Decimos que vamos a dejar atrás aquellos errores, preocupaciones y personas que no merecen la pena. Nos prometemos un futuro mejor y sellamos enero con la tinta de los objetivos que febrero ya habrá borrado. Le echamos la culpa al tiempo y al cansancio y dejamos atrás “aquello tan difícil”.

Este es un comportamiento paradójico que repetimos constantemente. Y es que, somos los únicos que nos detenemos en la persecución de nuestros objetivos. Nos paraliza el miedo irracional cuando tenemos que apostar por nosotros mismos, y nos hace pensar que podemos perder sin llegar a convertirnos en aquello que queremos ser –a pesar de no haberlo intentado-.

Somos expertos en el autoengaño

Vivimos marcándonos metas continuamente y dejando muchas de ellas atrás porque pensamos que son demasiado para nosotros, que no tenemos suficiente ímpetu, inteligencia o habilidad como para conseguir lo que queremos ser. Y así, sin más, decidimos abandonar cada nuevo sueño solo porque nos cuesta.

Estamos graduados en la técnica del autoengaño. Somos expertos en hacernos creer que no valemos, en autoconvencernos de que “tampoco lo queríamos tanto” y en hacernos sentir mejor a nosotros mismos diciéndonos que si las cosas no pasan, será por algo –obviando que somos nosotros quienes las dejamos pasar-.

Y es que renunciamos rápido a nuestras ambiciones. Invertimos el tiempo pendientes de qué pensarán los demás de nosotros en el caso de que fracasemos o en lo que nos costará sobreponernos ante un posible mal trago. Preferimos quedarnos en la zona de confort porque es mucho más fácil ser negativos que ver de qué somos capaces.lo que vales

Cuenta bien todo lo que tienes, lo que eres y lo que vales

Lo primero que deberíamos hacer a la hora de apostar por nosotros es darnos cuenta de lo que valemos realmente. No subestimarnos, porque si pensamos que somos pequeños, que valemos poco, entonces también haremos apuestas pequeñas creyendo que ganar a menor escala es todo lo que podemos conseguir y renunciando, así, a una mayor victoria.

La inseguridad es un sentimiento que no por existir ha de convertirse en la barrera de nuestra capacidad. No tengas miedo de poner tus límites más lejos de lo que lo están a pesar de que esto pueda causarte incertidumbre. Si sientes que vives sin arriesgar, no tengas miedo de dejar atrás lo que estés haciendo porque lo más seguro es que puedas dar más.

No cierres los ojos ante quién eres, ante tus capacidades, tus virtudes y tu potencial. Haz un buen recuento de lo que vales y súmalo todo hasta tener un resultado aproximado de cuál debería ser tu apuesta. Si has contado bien, seguramente sea bastante superior de lo que podrías haber pensado en un primer momento; si el resultado no ha cambiado, repasa tus cálculos, seguro que vales más.

No creas a cada uno de tus oponentes

Cuando ya hayas hecho el recuento de lo que vales, cuando tengas clara cuál será tu apuesta, seguramente, en ese momento, empiecen a surgir las voces de algunos oponentes. Y es que, aquellos que tienen miedo de arriesgar, tratarán de trasladar en ti esa misma sensación cuando vean que vas a por todas.

Si todos nos mantuviésemos en una posición de igualdad, nadie se sentiría inferior. Sin embargo, si empiezas a destacar por ser quien quieres, comenzarán a manifestarse todas las objeciones de los que no quieran quedarse por debajo al ver que tú no tienes miedo de crecer más. Esta es la actitud de los que prefieren depositar su energía apagando los sueños del resto porque han optado por renunciar a cumplir los suyos.

Así que aprende bien a identificar qué palabras están intentando paralizarte porque vienen de aquellos que temen arriesgar, y reconoce aquellas que te piden prudencia, pero te animan a perseguir tus sueños brindándote su apoyo. Estas son las que valen.apuesta por ti

Hay en juego más de lo que crees

Detrás de cada objetivo que te marques, todo aquello que se te pasa por la cabeza que te gustaría ser y por lo que quisieras arriesgar; hay en juego mucho más de lo que crees. Está en juego tu felicidad.

Si eres consciente de quién eres, cada una de las metas que te marques tendrán el potencial de convertirse en tu realidad. Y no, te lo recuerdo otra vez, no dudes pensando que eres menos. Si tienes la corazonada de que eres capaz, lo eres y punto.

En el momento en el que empieces a subestimarte y a renunciar a aquello que te habría gustado ser, vivir o tener por creerte incapaz, en ese momento, habrás empezado a renunciar a tu felicidad, estancándote en la realidad del conformismo y la comodidad de aquello que ni siquiera temes perder, porque te da igual; porque no es lo que quieres ni lo que buscas.

Así que no renuncies aunque las cosas parezcan salir mal en bucle. Si tienes una pequeña esperanza de que puedes hacer algo, si sabes que existe la posibilidad de que además aquello te llene, ve a por ello. Te estás jugando más de lo que crees, te juegas el poder vivir según quien quieres ser.

Eres tu mejor apuesta, arriésgalo todo

Persigue todo lo que te puede llevar a estar donde realmente mereces –sí, porque lo mereces-. Deja de ser tu peor rival, de oponerte a tus sueños y de repetirte que las cosas son demasiado difíciles, porque aunque cuesten, podrás alcanzarlas.

Aprende a jugar como no lo has hecho antes, haciendo antes de cualquier búsqueda un recuento en profundidad de lo que vales. Tu éxito en el juego se medirá en función al empeño que hayas puesto por conseguir tus objetivos, por lejanos que hayan podido parecer.

No rebajes la marca, no vale esforzarse menos. Estás apostando por ti así que arriésgalo todo. Seguramente lo peor que pueda pasar, es que de perder algo, pierdas el miedo a intentarlo y acabes ganando el privilegio de ser feliz siendo quien te gustaría.

María Monrabal Pacheco